Al sureste de Cantabria, constituida en la época medieval, Vega de Pas es una de las tres villas pasiegas, junto a San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera. Este pequeño municipio ganadero esconde todo el sabor de la Cantabria más genuina. Es como hacer un viaje en el tiempo. Sus prados, donde se siega con dalla, y la belleza de sus cabañas pasiegas diseminadas por todo el valle, convierten este lugar de la cabecera del río Pas en uno de los más hermosos y desconocidos de España.
El Pas se origina por las aportaciones del arroyo Pandillo y del río Yera, además de otros arroyos de menor importancia. Recorre el corazón de la comarca pasiega, entre praderías, cabañas y zonas forestales. Su curso continua por los valle de Toranzo y Piélagos para desembocar en la ría de Mogro, junto al parque natural de las Dunas de Liencres.
El "pasiego" tiene una personalidad singular por su enorme vinculación con su tierra. Individualista, desconfiado y buen comerciante, es el prototipo de los habitantes de Cantabria. Entre sus costumbres lúdicas sobresale el "salto pasiego", especie de salto con pértiga, y los bolos.
De aquí descienden cántabros ilustres como Marcelino Menéndez Pelayo, el marqués de Valdecilla y Gerardo Diego. De esta tierra fueron también muchas de las amas de cría de la Corte española durante siglos.
Su arquitectura rural está compuesta de las típicas "cabañas", construcciones rústicas de roca caliza y tejados de lastras de pizarra, mitad casa y mitad cuadra, utilizadas temporalmente por su particular vida trashumante en busca de los mejores pastos para el ganado, cambiando continuamente de cabaña.
Durante el verano, los ganados eran llevados a los prados de altura, trasladándose toda la familia de cabaña, y en otoño regresaban a las tierras bajas. Actualmente, algunas cabañas han sido reformadas convirtiéndolas en alojamientos rurales. A la entrada del pueblo hay un museo etnográfico dedicado a las villas pasiegas.
La iglesia de Nuestra Señora de la Vega, construida en el siglo XVIII, presenta crucería gótica y una llamativa espadaña, con campanario de tres vanos, adornada por un reloj. Junto a la iglesia, se encuentra una antiquísima mesa de juntas, posiblemente del siglo XV, en la que, junto a un roble, se celebraban los concejos de vecinos.
La plaza de Vega de Pas es de gran belleza arquitectónica por sus casonas montañesas de piedra con bellas balconadas, protegidas con vistosas galerías de madera y cristal. Cerca de ella hay una finca con los restos del antiguo sanatorio quirúrgico de finales del siglo XIX del Doctor Madrazo, considerado el gran renovador de la cirugía española. Los restaurantes de Vega de Pas ofrecen cocina casera, sencilla y deliciosa en la que destacan las alubias, el cocido montañés, las truchas y el lechazo.
Su repostería artesanal ocupa a gran parte de su población y está basada en la fabricación de los exquisitos sobaos y quesadas, conservando las recetas caseras con el más riguroso celo que se transmiten de generación y generación, al igual que la extraordinaria mantequilla casera y los quesucos.
Vega de Pas conserva todo el sabor de los pueblos de antaño donde todavía huele a leña y puede comprarse leche recién ordeñada. Sus cabañas pasiegas, convierten el paisaje en un escenario de cuento, con sol o con nieve, especialmente con el rocío de la lluvia y la niebla nadando entre sus bosques. Es uno de los secretos mejor guardados de Cantabria.